La conciencia cuestionada por la traición, es llevada a su última morada por la contradicción de su representante en vida. Pero antes de partir se enfrenta a las desviaciones que lo hicieron sucumbir y los principios establecidos cuestionan su debilidad y fortaleza, encontrando la necesidad de no partir sin dejar expuesto a unos asistentes ausentes, la queja que lo tranquilice y el ejemplo a las generaciones futuras.
La contundencia del relato lleva al espectador a formar parte de una fábula mortuoria, que inducidos por el protagonista, termina involucrándolos en la trama, para juntos determinar, que la debilidad en la conciencia tiene un castigo que no es perdonado ni con la desaparición física del ser. Permanece en el tiempo y sólo puede ser saneada con la corrección en vida, que es el fin de un verdadero Revolucionario en su aporte a la historia.
Antonio Machuca
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